Registro Civil: quejas por las demoras en los trámites

Los empleados del Registro Civil dicen que en su trabajo hay algo que nunca cambia: el inconformismo de quienes van a hacer trámites. El público, por su parte, también tiene qué reprocharle a los oficinistas. Pero ayer esa invariable situación se quebró cuando un grupo de personas comenzó a levantar la voz y a valerse de insultos para que el personal agilice la atención. El revuelo terminó cuando ingresó una pareja de efectivos de la Unidad Regional II.

"A la hora de atender, nuestra prioridad son los discapacitados, los bebés y los ancianos".

El malestar nació en las oficinas dedicadas a la tramitación de documentos de identidad.

Cristina Di Nizo y Víctor Rosello, los dos empleados que quedaron a cargo por estos días de esa área, aclararon que "no hay que meter a todas las personas en la misma bolsa. La gente, por lo general, es tranquila. Los que siempre se molestan son los quienes no cumplen con los requisitos que tienen que traer o los que llegan tarde. Porque el que cumple está tranquilo", aseveró Di Nizo.

En las oficinas del Centro Cívico, lo que dijeron varios de los vecinos que formaban una cola, de más de 20 metros, era diferente.

Según contó Rosello, el personal atiende de 8 a 14. En ese lapso sólo pueden entregar 65 números para hacer trámites y 65 para retirar boletas.

Entre las tramitaciones más frecuentes están las del nuevo DNI y las actas de nacimiento. "El último es lo que más demora, porque tenemos que insertar una nueva persona al sistema. Nos lleva de quince a treinta minutos tomar los datos", explicó el joven.

Para hacer esas tareas, según dijo Rosello, el edificio no cuenta con demasiado personal. "Somos doce personas y tenemos tres máquinas, que muchas veces no andan bien. Y ahora somos menos, porque dos compañeros se fueron de vacaciones", comentó.

A la falta de esos dos empleados la hizo notar ayer el público. "Cuando terminamos de entregar los números, a las 8, una señora comenzó a gritar, a decir cosas y a aplaudir para que los demás la siguieran", relató Víctor. Según dijo, la mujer estaba molesta porque, como no había completado los requisitos, no le dieron un número y, por lo tanto, no la iban a atender en el momento.

"Junto a otro señor empezó a aglutinar gente. Tuve que cruzarme hasta la Jefatura para pedir, por si acaso, presencia policial", dijo el empleado.

Para ellos fue una agitación innecesaria. "Después, esa misma mujer que se quejaba, fue hasta la fotocopiadora a buscar los papeles que tenía que traer, volvió al Centro Cívico, consiguió otro número, la atendimos y se fue a su casa", contó Di Nizo.