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Cada argentino nace debiendo 3 mil dólares

Por redacción
| 20 de junio de 2014

Las deudas siempre surgen de algún contrato que alguien firmó. Tienen un origen, una causa legal, legítima, justa, buena, natural, correcta, como quieran. Lo que no se puede es firmar por una deuda si te ponen un revólver en la cabeza, porque está violentada la voluntad.  O si la deuda es un objeto ilícito, por ejemplo si alguien contrata a otro para hacer un robo, matar a alguien. A esa deuda no la protege el  derecho, no son deudas legales, correctas.

 

El gobierno argentino Adolfo Rodríguez Saá fue el único gobierno de la República Argentina que dijo: “La deuda la arregla el Congreso”.


Las deudas tienen que tener una naturaleza, una fuente, un origen legítimo. Ésta es la deuda de los privados. El derecho internacional público ha dicho que las deudas de los estados, las deudas externas, tienen que tener un origen justo. Hay una teoría armada, una jurisprudencia internacional y una aceptación de la comunidad internacional cuando hay deudas ilegítimas. A las deudas ilegítimas les dicen no.

 


Las ilegítimas son aquellas deudas odiosas. Las nacidas por las monarquías absolutas, por las dictaduras, nacidas a la espalda del pueblo, sin el consentimiento de la Nación, sin el consentimiento formal de las instituciones. Son deudas odiosas. Las deudas nacidas en gobiernos democráticos, en las que está probada la corrupción, deudas corruptas, deudas que nunca cerraron internamente, son deudas odiosas.

 


¿Quién ha repudiado en la historia de la humanidad más veces la deuda externa, por ser odiosa e ilegítima? Estados Unidos. Lo hizo en Filipinas, en Cuba y en Irak, hace poquito. Cuando Estados Unidos tomó Irak, su administración de país de ocupación, repudió la deuda con Francia, con el Club de París, contraída por un gobierno considerado dictatorial.

 


Cuando Perón recibió el gobierno, lo hizo con una deuda externa de 4 o 5 mil millones de dólares. Más o menos con una población de 20 millones de argentinos, Perón se quejó porque cada argentino nacía en ese momento debiendo 500 dólares. Porque se le había ocurrido a la dictadura de Onganía, Lanusse y los gobiernos pseudoconstitucionales anteriores, contraer una deuda externa. Perón decía que eso no era bueno y puso el país a solucionar esa cuestión.

 


Murió Perón y la dictadura militar posterior asumió, además de la deuda del Estado, la deuda de los privados. La deuda que es conocida como la patria financiera, una Argentina toda especulación, sin producción. Era todo un juego de préstamos financieros que no se pagaban, había quiebras y una especulación financiera que se escribió en el libro “La Patria financiera”. La deuda que asumían los bancos, además, ejercía una usura interna que era la famosa Circular 1050. Iban avanzando sobre los bienes de los argentinos los bancos, los financieros, la patria financiera y los préstamos internacionales. Muchos ni siquiera existían, pero como los asumió el Estado, empezaron a aumentar y llevaron la deuda a cerca de 40 mil millones. Durante la dictadura, los argentinos nacíamos cada uno con una deuda de aproximadamente 1.200 dólares.

 


Si la dictadura fue genocida, como lo fue; si hubo miles de desaparecidos, como los hubo; si la construcción del Mundial estuvo llena de actos de corrupción; si a Martínez de Hoz se lo acusó y acusa de instalar un capitalismo de amigos lleno de corrupción; si las empresas multinacionales hacían lo que querían con la Argentina ¿no es acaso esa deuda externa una deuda odiosa, repudiable, realizada por una dictadura? Nunca el Congreso argentino, que tiene establecida la facultad de arreglar la deuda externa, la arregló.

 


¿Nosotros debemos esa plata? Si seguimos la doctrina de los propios norteamericanos, la doctrina del derecho internacional público, la más sana doctrina, no la debemos. Por lo menos hay una enorme cantidad de ese dinero que no debemos. El caso Olmos es el que investiga judicialmente cada una de las deudas y nos damos cuenta de que casi más de un tercio de la deuda, o casi la mitad de la deuda, es odiosa, repudiable, toda bicicleta financiera.  Sin perjuicio de que hubo otra, de la que habría que saber hasta qué punto la transacción comercial se hizo, si entraron los productos que se compraron o entró el dinero y se aplicó correctamente.

 


La Constitución argentina establece, en cualquiera de sus etapas -la del ‘53, la de Lanusse, la de Alfonsín, la nueva Constitución modificada en el ’94-, que a la deuda externa la debe arreglar el Congreso de la Nación. Nunca la arregló. Significa estudiarla, decir si es legítima o no, mirar caso por caso y decir si la deuda vale o no. Nunca tuvimos una deuda externa que haya sido arreglada por el Congreso, o sea, que no reúne las condiciones de deuda externa, es ilegítima. Las finanzas internacionales, que no son tontas, contaron con la ayuda de los gobiernos y oposiciones de la Argentina.

 


La oposición peronista al gobierno de Alfonsín, que en algún momento la ejerció Antonio Cafiero y después el doctor Menem, tampoco pidió que la deuda fuera al Congreso. El único que pedía que fuera al Congreso éramos Alberto Rodríguez Saá y Oscar Alende, el fundador del Partido Intransigente. Alguna vez hice alguna gira hablando de la deuda externa, pero me escuchaban muy poco. El peronismo sostuvo que había que formar un “club de deudores”, formado entre todos los países emergentes, sobre todo de Latinoamérica, cuando todavía no existía el Mercosur. Querían que formáramos un club para ver cómo se hacía una negociación internacional. Fidel Castro tenía unos escritos muy buenos considerando que era una deuda impagable y comparaba esa imposibilidad con los montos de algunos proyectos internacionales, como el plan Marshall, por ejemplo, cuyas inversiones, siendo muchísimo menores, habían levantado Europa.

 


La deuda era impagable, pero no se hablaba de esto.  Sí se habla en el caso Olmos, que hoy conviene hablarlo, y que es lo que habló Adolfo Rodríguez Saá: la deuda debe ir al Congreso para ver si es una deuda legítima o no, una deuda repudiable o no, cuánto de la deuda es ilegítimo, repudiable y cuánto tiene de razonable y correcto.

 


El gobierno de Alfonsín no arregló esta cuestión para nada, se hicieron bien los distraídos y terminó con más deuda externa, un 50% más. Supongamos que hubiera 40 millones de habitantes con el gobierno de Alfonsín, cada bebé argentino nacía con cerca de 1.500 dólares de deuda. El único país del mundo en el que nacés con deuda.

 


Cuando Menem y Cafiero sostuvieron lo del “club de  deudores”, el doctor Menem lo trajo a La Rioja al señor Ted Kennedy, que dijo: “Sí, pero club de deudores no, acá no”. El riojano y afiero se cuadraron ante el poder internacional, se olvidaron y dijeron no. Cuando Alan García sostuvo algo parecido, el gobierno de Alfonsín le sacó la silla en el acto. Las finanzas intencionales dijeron: “Si llegan a mandar la deuda al Congreso y se  arma este lío y empiezan a investigar, tenemos problema”. ¿Y si miran la deuda con Inglaterra?, ¿no estará ahí el tema de Malvinas, que nos hemos arrodillado muy mal? Hemos vendido todo.

 


Buscaron la manera de borrar la causa, el origen de la deuda, la palabra ilegitimidad. Hicieron una suerte de paquete común y en vez de darle la plata dieron bonos y ahí apareció el Plan Brady, que se manejó desde afuera. Cada vez engrosaron más la deuda, porque en cada una de esas negociaciones agregaban millones de dólares, miles. Y volvían los negociadores argentinos con las valijas llenas de dólares, mientras los bancos internacionales se llenaban de plata argentina y de supuestos argentinos. Todo corrupción. Habría que ver la historia de los negociadores y la cantidad de plata que sacaron con esa idea de “negociar la deuda externa argentina”.

 


Con el Plan Brady se borró la causa y se dieron bonos. Había que pagar los bonos del Plan Brady y ahora estaba la deuda externa argentina arreglada, no por el Congreso argentino, no por la soberanía argentina, no con la investigación de la causa, no viendo la deuda repudiable ilegítima, sino que ahora era un bono que estaba avalado por lo internacional y por el Gobierno argentino. Una vergüenza. Eso lo hizo el doctor Menem con el acuerdo de toda la oposición.

 


El doctor De la Rúa vino y aumentó la deuda externa. Empezaron a usar otro argumento que usaron mucho los radicales de Alfonsín y Menem también. El argumento de las imposiciones del Fondo Monetario Internacional. Yo digo que Argentina no ha sufrido las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, los que han sufrido son los gobiernos que han sido gerentes del Fondo Monetario Internacional, que nos dice que tenemos que hacer esto, o aquello. En realidad el Fondo no dice nada, quiere que tengas balanzas comerciales equilibradas, que usemos el patrón dólar y que paguemos al Fondo la cuota que exige para hacer este tipo de cosas. Esto de la balanza comercial equilibrada es para todos, menos para Estados Unidos, que la tiene a favor. Si alguien tiene una balanza comercial a favor aparece el Fondo y lo reta, porque gana mucha plata. Y hay que hacer todo con el dólar, no hay otra moneda de intercambio. El dólar.

 


Llegó al gobierno argentino Adolfo Rodríguez Saá y planteó lo más natural, lo más fácil del mundo: “Suspendamos el pago de esta deuda porque tenemos que mandarla al Congreso, porque lo dice la Constitución. Porque lo dice el sentido común, lo dice el derecho internacional público. No es un invento”. Quiénes aplaudieron o no es una anécdota. Lo serio es que fue el primer gobierno, único gobierno de la República Argentina, que dijo: “La deuda la arregla el Congreso”.  Hay que transparentar la deuda, saber cómo es.

 


La deuda repudiable, la deuda de la dictadura, la deuda hecha a espaldas del pueblo, la deuda de la corrupción, no la puede pagar el pueblo argentino. Tenemos que decir cuál es la deuda y tenemos que pagarla en una generación, no hipotecar a nuestros hijos. Debe ser el sacrificio de una sola generación. Tal vez cuando se sepa cuánto es y cuánto se debe, habrá que someter la forma de pago a un plebiscito nacional. Entonces sabremos qué esfuerzo tenemos que hacer todos los argentinos. Esto es lo que estaba diciendo Adolfo y los incomodó. ¿Por qué hicieron un golpe de Estado a Adolfo Rodríguez Saá el señor Duhalde, el señor De la Sota, el señor Kirchner, el señor Reutemann? Le hicieron un golpe, entre otros. También estuvieron las barras bravas de Chacarita, los gastronómicos, algunos gremios y otros que se dieron vuelta.

 


Lo hicieron porque el diario Clarín tenía una deuda externa enorme, de aproximadamente mil millones de dólares, que tenían también otros. Porque en los años ’90, cuando estaba Menem, en esa suerte de Argentina del primer mundo, en la que estaban todos tan contentos, vinieron inversiones extranjeras que hacían préstamos de deudas, generaban más deuda externa. Muchos de esos préstamos estuvieron dirigidos a los medios de comunicación. Clarín compró los medios con la plata extranjera, La Nación también lo hizo, el grupo Vila. Se quedaron no sólo con los medios de Buenos Aires, sino que se quedaron con la gran mayoría de los medios de la Argentina.

 


 Cuando llegó el momento de pagar la deuda, con la crisis económica del mundo y la falta de producción en la Argentina, hubo una incomodidad con la moneda argentina. Entonces buscaron este artilugio: “Vamos a quitarle el salario a los trabajadores argentinos con un ajuste salarial”. ¿Cómo lo hicieron? Devaluando.

 


Adolfo no quiso, no aceptó el plan de Clarín. Estuve en la reunión con Clarín, puedo mirar a los ojos al señor Magnetto. Magnetto y el señor Rendo, que hacía el lobby, pasaban un papel sin firma donde estaba todo el plan de la pesificación argentina. Cuando pidieron la reunión, Adolfo dijo: “Venga a la Casa de Gobierno”. Magnetto no quiso y me pidió a mí que fuera. Fui con un testigo. Magnetto me pasó el mismo papelito de Rendo donde decía qué era lo que teníamos que hacer. Magnetto habla muy directo. Directamente pedía que aplicáramos el plan de pesificación, que después aplicaron Duhalde y los golpistas, como Kirchner.

 


 El plan consistía en devaluar, para que el salario del trabajador se mantuviera constante y en las industrias hubiera mayor margen de ganancia. Y como la moneda se iba a devaluar, y había compromisos en dólares, se le reconocía a las empresas en el exterior la diferencia, con lo cual en el acto el señor Magnetto, el señor Clarín y quienes tenían la deuda externa, pasaron a deber entre el 25 o el 30% de lo que debían. Y con otras medidas que se tomaron sobre la cultura y las empresas culturales, prácticamente el Estado argentino asumió la deuda de Clarín y la deuda externa del resto de las empresas.

 


Comenzó una segunda parte de la deuda externa argentina que se incrementó en forma ilegal, corrupta. Realizada por un gobierno que sería pseudodemocrático, porque con ese golpe de Estado que le hicieron a Adolfo, comenzó la democracia conspirativa.

 


Nada de esto pasó por el Congreso y ahora se incrementó la deuda externa. ¿Qué hicieron Duhalde -Kirchner? Primero aseguraron que la deuda la asumía el Estado nacional, con la pesificación y una vez que estuvo todo esto hecho, volvieron a hacer un Plan Brady. Hicieron un plan “a la criolla”, que es este plan del megacanje y todos estos planes que hicieron para que Argentina emitiera bonos por la deuda. Ahí es donde dice Kirchner que disminuyó la deuda, pero no disminuyó nada.

 


Porque por más que la señora Cristina la mida con el producto interno y haga toda una teoría, los argentinos hoy nacen y deben más de 3 mil dólares. Ella habla de los derechos que tienen los bebés, pero los bebés en Argentina nacen con una deuda de más de 3 mil dólares. Nacen sin nada, sin tierra, sin un inmueble, sin una vivienda. Nacen los argentinos a la vera del Riachuelo, contaminados, o en las villas miseria, con una deuda de 3 mil dólares. Ésta es la patria que ofrecen los Kirchner.

 


Hizo este plan de canje de nuevos bonos al que adhirió el 90 y tanto por ciento. El grupo que no adhirió es el de los llamados fondos buitres. El señor Kirchner es un gerente de la usura internacional. La deuda externa es de la soberanía argentina, tiene que decidir Argentina, nunca la dejaron decidir. Decidieron siempre los grupos de poder corruptos, tanto del oficialismo, como la actual oposición, menos uno. Nunca mandaron la deuda al Congreso.

 


¿Cómo borrar ahora el tema Clarín? ¿Cómo borrar ahora la nueva pesificación? ¿Cómo borrar este nuevo manotazo sobre la soberanía argentina? Lo borraron nombrando juez al señor Thomas Griesa, a quien respeto como juez, no tengo nada contra él, pero es un juez de Nueva York. Kirchner sacó la soberanía argentina, prorrogó la jurisdicción y dice: “El juez de la deuda externa argentina es Griesa”.  Cristina no se puede quejar, si lo dijeron Kirchner y ella. No pensaron que los criollos nuestros debían hablar de la deuda, el caso Olmos o la Corte Suprema de Argentina, los tribunales argentinos. Al juez Griesa lo puso Cristina, el gobierno de Kirchner, el llamado “modelo”, la “década ganada”. Ganaron la plata ellos, ésta es la “década ganada”. Es horroroso lo que está pasando. Ésta es la pura verdad.

 


Hay que agarrar los libros, mirar la deuda. Ésta es la verdad. La señora Cristina Fernández de Kirchner, Kirchner, Duhalde, son lo mismo. Después se pelearon, pero son los mismos, todos los que han gobernado la Argentina son lo mismo. La dictadura impuso que teníamos que nacer debiendo 500 dólares, en la segunda dictadura nacíamos debiendo 1.200 dólares, Alfonsín lo llevó a 1.500 y el gobierno de Kirchner lo llevó a 3 mil.

 


Cada argentino nace debiendo 3 mil dólares, pero ellos dicen que son revolucionarios, que están defendiendo a la soberanía argentina, los humildes, la Patria. Son gerentes de la usura internacional.

 


Me dicen que soy excéntrico porque no acepto las reglas del poder. No, así no las acepto. Acepto las reglas de la Constitución.

 


Salió la oposición a defender. ¿Cómo no van a defender y a hacerse los opositores a los fondos buitres? Es el plan Clarín. Es la oposición. El plan Duhalde, el plan Kirchner, el plan Cristina, es lo mismo. Y el plan Macri. Es lo mismo.

 


Cuando le tocan el bolsillo, salen todos igual.

 



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