Les confirmaron la preventiva a dos policías por balear a un joven

Los dos policías involucrados en el procedimiento en el que balearon en la cara y dejaron ciego a Leandro Daniel Bustos, un vecino del barrio Jardín del Sur que murió días después en un hospital de Córdoba, van a seguir presos. La Cámara del Crimen Nº 1 de San Luis rechazó las apelaciones de ambos.

El abogado de la familia Bustos le contó a Jésica, hermana de Leandro, que Matías Balada ha pedido que lo saquen de la Penitenciaría y lo envíen a cumplir la prisión preventiva en el cuartel de bomberos de la Policía.

En forma unánime, el tribunal integrado por Silvia Aizpeolea, José Luis Flores y Domingo Flores confirmó el procesamiento de los inspectores Matías Fernando José Balada y Jorge Alejandro Chavero por el delito de “lesiones gravísimas, agravadas por ser miembros de las fuerzas de seguridad, en abuso de su función y por el uso de arma de fuego”.

“Para mí, no hubiera sido justo que les dieran lo que (Chavero y Balada) pedían. Porque su función como oficiales es ayudar a la gente. Sin embargo, mataron y se fueron. Es algo que tienen que pagar”, dijo anoche Jésica Bustos, hermana de Leandro, al ser consultada por El Diario de la República.

Uno solo, Balada, apretó el gatillo en aquel procedimiento irregular, la madrugada del lunes 28 de octubre del año pasado. Pero el otro, Chavero, estaba al lado. Y no hizo nada para evitarlo. Tal vez no tuvo tiempo. Pero se podría haber quedado a auxiliar a la víctima. Sin embargo, optó por subir a la patrulla e irse con su compañero.

Antes, para borrar huellas, recogieron los pedazos del cartucho que le habían disparado con la itaka.

Para redondear una actuación reñida con la Ley, motivada porque un rato antes el Peugeot 206 de Bustos se había rozado con la patrulla de la Subcomisaría 23ª en la que ellos andaban, después de escapar de la casa de Bustos, donde lo habían herido, los policías intercambiaron sus roles. En el informe que les presentaron a sus superiores Chavero dijo que él había hecho el disparo.

Según dijo después, Balada le había pedido que se hiciera cargo porque él, el verdadero autor del tiro, tenía un legajo lleno de sanciones y una más pondría en riesgo su continuidad en la fuerza de seguridad. Hoy los dos están fuera de la Policía.

Cuando al fin Chavero dijo la verdad y la juez Penal Nº 3, Virginia Palacios, lo corroboró mediante numerosas pruebas, procesó a ambos inspectores como coautores de las lesiones que había sufrido Leandro Bustos.

Para entonces, el joven de 27 años, padre de tres chicos, ya había muerto en el Hospital Nacional de Clínicas, en Córdoba, por un virus intrahospitalario.

Tras la confesión de Chavero, su abogado alegó que debían excluirlo de la acusación, porque no había sido responsable de la acción cometida por Balada.

La Cámara del Crimen rechazó sus argumentos y respaldó la visión de la juez. El mismo parecer había expresado, cuando le pasaron el caso para que opinara, la fiscal de Cámara Diana Bernal.

“Por antigüedad en el cargo, Chavero era superior de Balada y por lo tanto en él reposaba evitar los excesos en los que incurrió su subordinado, o en su caso señalar los pasos a seguir en el operativo y corregir o instar la corrección de Balada”, dijeron los jueces.

Pero “nada de eso realizó Chavero y por el contrario se plegó a las acciones de Balada, las llevó adelante en conjunto”, señalaron los camaristas.

Además, expresaron en su resolución, Chavero “asumió una conducta que reveló el propósito y la determinación de ocultar la responsabilidad e impedir la investigación”.