SAN LUIS - Sabado 18 de Mayo de 2024

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Dudan que el joven de San Luis muerto en Mendoza se haya suicidado

Por redacción
| 15 de junio de 2014
Búsqueda de huellas. El auto de Andrés García Campoy es revisado por la policía mendocina.

Es muy raro. En primer lugar, los mismos gendarmes que hicieron el procedimiento dicen que no había ningún motivo para que Carlos Andrés García Campoy, un joven que vivió en San Luis pero ahora estaba radicado en Mendoza, se pegara un tiro. Segundo, el lugar donde le habría entrado el balazo pondría en duda que el propio joven de 20 años se lo haya descerrajado, como dicen los oficiales.

 

Lo que más llama la atención es que el joven no llevaba nada comprometedor, ni hubo una discusión como para que reaccionara pegándose un balazo.


La muerte del muchacho, ocurrida el viernes en Luján de Cuyo, Mendoza, todavía no está aclarada. Por eso “la investigación está bajo secreto de sumario”, informó anoche una fuente de la Oficina Fiscal Nº 11, de Luján de Cuyo.

 


Carlos Andrés García Campoy era estudiante de la carrera de Higiene Industrial en la Universidad del Aconcagua y residía con su familia en la ciudad de Mendoza, según información recolectada por los periodistas del diario Los Andes.

 


A la secundaria la había cursado en La Punta. Egresó en 2012 como integrante de la promoción “Candombe” de la escuela EPA (Escuela Pública Autogestionada) Nº 1, “Maestra Rosenda Quiroga”, recordó ayer un docente que lo tuvo como alumno.

 


El hermano menor de Andrés, Iván, es actual alumno de la misma escuela. De hecho, el menor de los García Campoy estaba en la clase de Química cuando lo llamaron para darle la mala noticia.

 



Sin un porqué

 


Andrés murió de un tiro de carabina dentro de su auto, un Peugeot 504 verde, patente ULS 441, durante un control que hacían dos efectivos de Gendarmería Nacional en el kilómetro 1060 de la ruta nacional 7, cerca de la destilería que YPF tiene en Luján de Cuyo.

 


Al auto se lo habían regalado sus padres cuando cursaba quinto año en la escuela de La Punta.

 


No se sabe de dónde iba el joven, que probablemente se dirigía a la casa de su familia en la capital mendocina.

 


Los gendarmes lo pararon, le indicaron que se desviara a la banquina y le pidieron los documentos. Después le indicaron que abriera el baúl para revisarlo y el joven accedió. Junto al tubo de GNC, lo único que hallaron fueron unos bidones vacíos.

 


Después le dijeron que abriera la puerta trasera. Entonces, según los agentes, el automovilista sacó el arma que llevaba –no han precisado dónde la tenía– y les dijo “mirá lo que tengo para vos” e incluso los habría insultado.

 


Después, declararon los efectivos involucrados en el hecho, Andrés hizo un disparo con la carabina y ellos corrieron en distintas direcciones. Pero el joven no los atacó, sino que quedó muerto de un balazo de su propia arma, en el asiento trasero del Peugeot.

 


Aunque le adjudican al joven la autoría del primer disparo, los agentes de Gendarmería no han aclarado si el chico murió por ese tiro o por uno posterior.

 


Los investigadores no han revelado a la prensa en qué parte de la cabeza le entró el balazo a Andrés, ni la trayectoria que recorrió. La pericia que aclare esos puntos es clave para saber si los gendarmes dicen la verdad.

 


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