SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

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Policía, inoperancia y corrupción

Por redacción
| 11 de junio de 2014

No me gusta la inseguridad, es un tema al que tenemos que prestarle mucha atención porque ya es grave. San Luis ha dejado de ser una isla y está llegando a los mismos niveles de inseguridad que la Nación, que muchas partes de la Argentina. Antes no era así y ahora está sucediendo.
Describir la inseguridad nos alerta, hay que prestar atención y tomar las medidas. Hay mayores que mandan a los menores a robar. Le pido a nuestro oyente Mario, que nos relató un hecho de inseguridad, un poquito de prudencia porque dice que cuando fue a la comisaría no había medios. Y muchas veces eso termina en una apología para poner más dinero a la Policía, que no hace ningún mérito para demostrar que está trabajando correctamente. Por más que se compren más medios, el policía estará igual, hará exactamente lo mismo. El problema es que la estrategia de la Policía frente al delito, parecería que no es la correcta.
Los barrios que menciona el oyente, Lucas Rodríguez y El Lince, son dos de los que tienen los mayores adelantos que ha hecho la Provincia. A esos barrios, al sur de la ciudad, se llevaron la Casa de Gobierno, el Poder Legislativo, el Faro de la Sabiduría, se despejó todo lo que era el río Seco y se convirtió en río San Luis, en un parque casi de nivel europeo. El esfuerzo que hizo la Provincia sobre esos barrios es enorme ¿Cuál es el problema? La Policía, que no hace inteligencia, o la hace mal. Sabemos cuáles son las familias de “pillos” cuyos padres mandar a robar y la Policía los tiene perfectamente detectados. Si no toma las medidas es porque se hacen los distraídos y no necesitan tantos móviles ni medios para detectar, prevenir o encontrar solución a la inseguridad en esos barrios.
Pido que la Policía se deje de hacer la distraída y deje de favorecer a la inseguridad. Muchas veces aparece el policía y dice: “No teníamos nafta, no tenemos los medios”. Se justifican y le echan la culpa a otro de su propia inoperancia. En San Luis hay inseguridad por inoperancia policial. La Policía de la Provincia se está convirtiendo en inoperante.
¿Cuántos pillos hay en toda la provincia? Si los tuviéramos que contar y mensurar, ¿cuántos contamos? 5, 10, 20, 40, 50. Hay cincuenta pillos y dos mil policías. Y además, todos sabemos quiénes son.
Ojalá lo entiendan el jefe de la Policía, el subjefe y toda la plana mayor. Lo que hay es inoperancia policial. Hay que recordar las palabras del padre Miranda sobre la Policía. El ciudadano se levanta a la mañana, toma el desayuno con su familia, lleva los chicos a la escuela, salen a trabajar, cierran la puerta de su casa y confían que su barrio, su policía, les cuidará la casa, porque están trabajando. Están haciendo la obra más maravillosa del mundo: criando a los hijos y trabajando. Pero vuelven y la casa está desvalijada. Ahí sentimos bronca. Porque no nos cuida.
El Estado hizo un esfuerzo enorme, le dio el monopolio de la fuerza, las armas, lo educó y todo sin pagar. Y de golpe, el policía cree ser un empleado público, que se le tiene que dar todo, no hacer nada y en lo único que piensa es en el ascenso, en ganar más dinero y después malgastarlo o hacer lo que quiera. Pero así no debe ser.
El policía debe velar por la seguridad de todos, del más humilde especialmente, porque es el más desprotegido. Mucho sacrificio le cuesta a una familia del barrio El Lince o del Lucas Rodríguez acceder a un televisor, tener su estufa, su garrafa de gas.
¿No se da cuenta el policía el daño que le hace a la Provincia, a la institución policial y a él mismo? Es inútil decirlo si la cabeza de la Policía no entiende esto. Se hace inteligencia policial sobre los delitos, sabe los pillos que hay en la Provincia. Hay que hacer algo.
Me pongo en el lugar de la gente del Lucas Rodríguez, del barrio El Lince, de la gente trabajadora, de la gente humilde. De todos los que viven en la zona y que sienten esa sensación horrorosa, traducida en hechos. Si alguien sale de su casa y cuando vuelve la ve desvalijada, siente un dolor y un daño irreparable. Si pasa esto es porque la Policía quiere que pase, debe tener algo que ver, lo digo y me hago cargo.
La Policía nos tiene podridos, como decimos en San Luis, como decían las madres. O son muy inservibles o muy corruptos. Dejemos las excepciones para cuando lo demuestren.
Cuando la Policía de San Luis tomó la Jefatura, cometiendo un acto de insubordinación y provocando la ruptura del orden constitucional, no hubo ningún delito durante esos días. Después lo hicieron durante la administración Poggi y tampoco hubo ningún delito. Si recordamos lo que fue la toma de la Policía de Córdoba, se produjeron la mayor cantidad de robos en la historia de esa ciudad en una noche, saqueaban casa por casa y quedó probado que eran los dealers de la droga vinculados con la Policía.
Hay corrupción policial y hay mucha cantidad de inoperantes. Y quienes no están en ninguno de los dos lados no se notan, porque se hacen los distraídos, van flotando, esperando el próximo ascenso. Quienes sean la excepción deben demostrarlo en los hechos, porque la cosa está grave. Nuestro oyente es una persona que sale a la superficie y cuenta lo que le pasa, pero seguramente le pasa a muchos.
Los policías se colocan en un lugar que no es correcto, del lado de la corrupción, dejando zonas liberadas, en el barrio Lucas Rodríguez por ejemplo, como han hecho otras veces. ¿No sabe la Policía lo que hacen los ladrones con las cosas? ¿No sabe que roban ciertas cosas? ¿Y que esas cosas las venden, y hay reducidores? O inoperantes, o corruptos.
Cuando un policía hace un acto de servicio positivo y se lo premia, se le da una condecoración, frente a todos los efectivos formados en gran parada o en el Patio de Armas, todos orgullosos, junto a sus familias. Se lo felicita porque ha tenido un acto de arrojo, de valentía, un acto de servicio, de magnitud heroica, se le da un premio.
¿Cómo debe hacerse con un policía corrupto? De la misma forma. Se debe hacer un sumario, se demuestra que es un corrupto, se forma a la Policía en gran parada, en la misma situación, con su jineta, su grado. Luego debería venir el policía de más bajo rango y arrancarle los grados. Y así se tiene que ir humillado, por corrupto.
Durante mi gobierno eso sucedió, y lo vieron todos. Ahora hay que hacer lo mismo. Si es heroico, hay que premiarlo. Si el policía es corrupto, hay que castigarlo. El castigo es ése, se tiene que ir de la fuerza policial, humillado, no es un ejemplo, es lo que no se quiere. Sistemas de premios y sanciones, así funcionan las sociedades civilizadas. Nosotros queremos ser una sociedad civilizada. ¿Tenemos los premios y sanciones?
Hace unos meses sucedió algo con dos policías. Uno tenía muchos antecedentes de violencia, sanciones disciplinarias; el otro, un legajo impecable. Los dos siguieron a un chico que entró a una casa y cuando salió, el que tenía el legajo no tan impecable, parece ser que mató al chico de un disparo. Y entre los dos decidieron que se harían responsables de lo sucedido y se echaría la culpa el del legajo limpio. Actuaron como corporación. Puede que quien tenía el legajo limpio quiso hacer un acto humano, de ayudar al compañero, pero terminó siendo un acto corporativo, ocultar un delito, tapar un delito. Y terminó siendo una cosa sucia, quedaron sucios los dos.
No se puede actuar como corporación. No debe ser una corporación policial, debe ser una institución policial, con una disciplina, un orden, reglas de juego, una ley que cumplir y un procedimiento. Dentro del procedimiento y la ley, todo. Fuera del procedimiento, nada. Y nada de corporación, de taparse unos con otros, porque así es como funciona mal. Tiene que haber disciplina, verticalidad, cumplir el orden y los reglamentos, porque así es la institución policial.
El ciudadano no tiene derecho a usar armas, o bien tiene un derecho absolutamente restringido a la autodefensa. Porque pensamos que está la Policía y si la Policía no hace nada, entonces está fallando. Así el policía hace que no funcione la sociedad, esto es lo terrible de la inseguridad.
Si una familia con sus chicos se levanta a la mañana, se ayudan unos con otros, toman el desayuno, van a trabajar y cuando vuelven su casa, los chicos están bien, seguirán trabajando y construyendo mejoras. Hablarán de sueños, de vacaciones, de salud, de cosas bonitas, de festejos. Así funciona una familia. Pero si la Policía no los cuida y permiten que a esa gente le roben el televisor, sus ahorros, no funciona nada.

 


Hay policías muy dañinos, muy inoperantes, muy corruptos. Deben elegir otro camino, por amor a la Provincia y a la gente humilde, que es nuestro pueblo. Todos formamos el pueblo.

 


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