10°SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

10°SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

EN VIVO

Graffitis: somos solidarios con esos chicos que se quieren expresar

Por redacción
| 29 de mayo de 2014

El hombre se llama Florencio Randazzo, nació en Chilvicoy provincia de Buenos Aires, el 1º de marzo de 1964. Actualmente es el ministro del Interior y Transporte de la República Argentina. Tuvo una actuación política en Chivilcoy, llegó a ser presidente del Concejo Deliberante y el doctor Eduardo Duhalde lo convocó para ser su funcionario.
Después lo convocó el gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, de quien fue ministro de Gobierno y jefe de Gabinete de Ministros. Es contador público nacional, hijo de Juan “Togo” Randazzo y Gladys Campagnon, su abuelo era un inmigrante italiano proveniente de Sicilia. Estudió en la escuela Nº 18 de Chivilcoy y luego en el ‘89 se graduó como contador púbico en la Universidad de Buenos Aires. Hizo estudios de posgrado en Estrategias en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y un máster en Políticas de Integración Latinoamericana en la Universidad Nacional de La Plata.
Randazzo, además de haber anunciado que quiere ser precandidato a presidente de la Nación, pasará a la historia por dos cosas. Primero se recordará porque es un ministro que degradó como nadie al Ministerio del Interior, que ha sido siempre el ministerio más importante, porque es el ministerio de las instituciones, el ministerio que coordina la Nación con las provincias argentinas, el ministerio que elabora, que cumple y hace cumplir la Constitución de la Nación. Pero a Randazzo esto no le interesa e hizo que el Ministerio del Interior se convirtiera en el Ministerio de Transporte. Él lo ha convertido en el “ministerio de comprar trenes”, para él lo más importante es comprar trenes a China. La degradación del Ministerio del Interior es un tema por el que lo recordará la historia.
Y el segundo tema por el que trascenderá es por lo publicado por los diarios sobre su enojo por los graffitis que aparecieron en los nuevos coches del tren Sarmiento. Dio una conferencia de prensa en la que calificó los graffitis como hechos de vandalismo y dijo que el Estado nacional accionará contra los padres de los menores por estos delitos, por daños y perjuicios.
Se puede suponer en él un criterio de racionalidad. Pero en un diálogo por radio América, en el programa del señor Daddy Brieva, tal como relata el diario La Nación en la nota de Pablo Tomino, se le preguntó a Randazzo si ameritaba que el ministro del Interior de la Nación argentina paralice su trabajo por la convivencia de los argentinos y por las instituciones, para hablar de un graffiti en un tren. Como se ve que este ministro retrocedió y se ha convertido en un “ministro de cuidar los trenes”, se enojó mucho y dijo: “Claro que amerita. Cómo no va ameritar una conferencia cuando hay una actitud vandálica (y acá dice la peor frase que se le pueda escuchar), hay que matarlos, te dan ganas de matarlos, cómo se puede ser tan energúmeno. Pero bueno, uno tiene que tratar de ser medido porque, bueno, es un menor, hay que ver cuáles son sus condiciones, empieza a justificar ese comportamiento, pero está claro que hemos hecho la denuncia penal y vamos a accionar contra los padres. Vamos a reclamar un resarcimiento". Sobre el final se aparece el nuevo Randazzo. Primero el Randazzo oscuro, más cerca de La noche de los Lápices que de un ministro del Interior de la democracia y después aparece un Randazzo más cerca de la violencia familiar que de ser un ministro del Interior. Dice: "Si fuera mi hijo, no te digo lo que haría... le dejo el traste sabés cómo ¿no?, por pelotudo. Cómo puede ser, en qué cabeza entra, en qué país vivimos. Está bien, estas cosas pasan, pero los padres tienen que hacerse cargo”.
Y voy a contar otra historia, que no es una vida paralela.
Randazzo nació en 1964, y el chico de quien quiero hablar nació en 1960 o sea que tendría, si viviera, más o menos la misma edad. El chico se llama Jean-Michel Basquiat, vivió muy poco, de 1960 a 1988. Fue tal vez el más grande pintor de los Estados Unidos. Nació en el barrio de Brooklyn, en Nueva York, el 22 de diciembre.
Jean-Michel Basquiat fue el primero de tres hijos, Matilde Andrades era su mamá y Gerard Basquiat su papá, sus hermanas se llamaban Lisane y Jeanine. Su papá era un contable haitiano de muy buena solvencia económica y su madre era una diseñadora gráfica con gran prestigio profesional. Creció en un entorno familiar, con padres divorciados, con muchos problemas. Estudió primero en una escuela católica y después en una escuela pública. Entró en un centro escolar para adolescentes superdotados de donde lo expulsaron, por rebeldía, un año antes de graduarse. Ahí comenzó en Basquiat, una vida muy rebelde, muy marginal. Se relacionó con las drogas y con las bandas callejeras afroamericanas, hasta 1977.
En el año ‘77, este chico empezó a moverse en el SoHo, un barrio de artistas de Nueva York, junto al Village, que en una época había estado lleno de fábricas, luego abandonadas y que se convirtieron en lofts. Los artistas empezaron a llenar ese mundo de arte. Ahí vivió alguna vez Diego Rivera y Guggenheim hizo un museo. Las galerías de arte están en el SoHo. Está al sudoeste y una calle lo divide del NoHo.
Basquiat se movía en esa zona de artistas y comenzó a pintar graffitis. ¿Y qué pintaba? Los vagones del metro de Nueva York, vagones del ferrocarril. Además pintó las calles, todo lugar donde podía. Usaba como seudónimo “SAMO”, las siglas de “same old shit”, que quería decir “la misma porquería” o, como dicen ellos, "la misma mierda". Sobre ese SAMO agregaba: “la misma mierda salva a los idiotas”, “SAMO pone fin al lavado de cerebro”. Criticaba la religión, la política de la nada y la falsa filosofía.
Esto era tan fuerte en las calles y las paredes, que alguna vez pasaron algunos articulistas que se detuvieron a ver que el autor se expresaba, contaba cosas, se rebelaba y lo hacía con el arte, con lo que tenía.
El soporte de la Academia es la tela, pero Basquiat, uno de los más grandes expresionistas de la historia, se expresaba en cualquier lugar, y esto está bien, porque expresa la libertad. El arte ha hecho que cualquiera pueda expresarse en una puerta vieja, en un pedazo de madera, en una piedra, en una pared, en un vagón del metro de Nueva York. Así apareció Basquiat, así lo descubrieron. Las galerías de arte se interesaron en él y lo convocaron a una exposición junto a los graffiteros. Cuando expusieron y vieron la obra de Basquiat, el mundo del arte explotó favorablemente a favor de este genio de la cultura popular. Genio despreciado por la academia, despreciado por el sistema, despreciado por los políticos, despreciado por los “Randazzo”.
La gente se acercó, se interesó, compró su obra. Basquiat se rodeó del mundo de la música, se hizo amigo de Madonna, de Andy Warhol, del gran fotógrafo Robert Mapplethorpe, de los más grandes hombres de la cultura de ese momento y del arte Pop de Nueva York.
Jean-Michel Basquiat tuvo distintas etapas. La primera, de los graffitis con formas simbólicas, un poco de la cultura haitiana o primitiva, esqueletos, calaveras. Después pasó a las imágenes totémicas del vudú y luego se pasó al arte Pop, donde tomó fundamentalmente el poder negro y sus expresiones: los campeones olímpicos y el mundo del boxeo. Son famosas sus obras sobre Sugar Ray Robinson, Joe Louis, Mohamed Ali, a quienes hacía con una corona real en la cabeza, mostrando su orgullo por ser afroamericanos. Entre sus presentaciones hay una célebre donde él está con guantes de boxeador (como después en la Argentina lo hizo Rodrigo) junto a Andy Warhol, como si estuvieran enfrentados.
Compraron sus obras los más grandes y se convirtió en una estrella del mundo. Alguien, cuando lo empezaron a valorar, dijo: “Hemos encontrado al niño radiante del siglo”. El gran pintor y hombre de la cultura popular falleció por consumo excesivo de heroína, a los 27 años, el 12 de agosto de 1988.
Hay libros sobre él, está en las grandes galerías del mundo. Es el primer afroamericano reconocido en la historia de la pintura, historia que ha sido muy contraria a los derechos humanos. Así como tardó la mujer en ingresar en la historia del arte -Frida Kahlo fue la primera-, el primer afroamericano fue Jean-Michel Basquiat.
A unos chicos, de quienes no sabemos los nombres, se les ocurrió buscar como soporte para su pintura de graffitis, los vagones del ferrocarril, igual que Basquiat hizo con el metro de Nueva York. No hay nada agresivo en la pintura de los chicos. Se expresaron y trabajaron sobre ella mucho tiempo. La obra es interesante y tiene valor artístico. Evidentemente, al usar un vagón del ferrocarril, se trata de la protesta de un chico que quiere expresarse, contar cosas.
¿Randazzo sabrá quién es Jean-Michel Basquiat? ¿Sabe lo que significa el graffiti para la cultura popular? Le pido a Randazzo que lo piense antes de decir que piensa que hay que matarlos. Aunque haya sido un exabrupto, no haya sido su intención. Después se rectificó y dijo que actuaría como un padre golpeador. No, Randazzo, no. Se equivocó.
Y duele también que no haya aparecido el mundo de la historia del arte, el mundo de los pintores, el mundo del gran Basquiat, a decir esto que digo yo ahora. A decir que somos solidarios con esos chicos que se quieren expresar.
¿Sabe cómo hace una sociedad racional, Randazzo? Convoca a los chicos y los hace pintar otras paredes, otras cosas, les da el espacio para que se expresen. No han insultado en ese graffiti, simplemente se han expresado. Y si hubieran insultado, es propio de una protesta de chicos. El solo hecho de haber pintado un vagón del ferrocarril es un acto de protesta porque algo no les gusta. Y seguramente dedicaron tanto tiempo porque tienen una vida interior muy grande, tienen un espacio de libertad enorme en su interior.
¿Por qué no respetamos al chico? ¿Por qué no lo miramos? Tengamos otra mirada sobre la sociedad y no esta mirada intolerante, perversa.
Me encantaría que Randazzo pudiera leer o escuchar esto.
Jean-Michel Basquiat.

 


LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo