Los que fueron a la estancia “El Verano”, a seis kilómetros de Buena Esperanza, el último 31 de diciembre, a robar una vaca para recibir el Año Nuevo con un gran asado, y terminaron matando a golpes al dueño, Bernardo Abraham Kravetz, no habrían sido solamente los hermanastros Federico Páez y Maximiliano Bustos, hoy detenidos por el asesinato del anciano.
Ayer el juez Penal Nº 1 de Villa Mercedes, Alfredo Cuello, reveló que tiene la sospecha de que en el robo y homicidio intervino un tercer delincuente.
“Tenemos algunos indicios para pensar que participó una tercera persona, pero todavía estamos tratando de identificarla”, señaló el magistrado. Y se excusó de dar más detalles porque el domingo próximo tiene que resolver la situación de los dos detenidos y no puede incurrir en prejuzgamiento.
El jefe de la Comisaría 19ª de Buena Esperanza, oficial principal Carlos Gil, confirmó ayer que, bajo las directivas del juez Cuello, están “tratando de juntar pruebas contra un tercer sospechoso”.
La existencia bastante probable de un tercer partícipe en el ataque a Kravetz está reflejada en la acusación que el magistrado hizo contra los medio hermanos Páez y Bustos.
El sábado a la mañana, cuando los llamó a declarar en indagatoria, Cuello les informó que les imputaba dos delitos: homicidio doblemente agravado por “críminis causa” (cometido para ocultar otro delito o asegurarse la impunidad) y por ensañamiento, en concurso ideal con robo calificado en despoblado y en banda.
Son necesarios, como mínimo, tres participantes para considerar que forman una banda.
Páez, de 20 años, y Bustos, de 19, hermanos por parte de madre, se abstuvieron de declarar. El defensor oficial de los tribunales de Villa Mercedes los asistió en la audiencia y pidió al juez que prorrogara la detención por ocho días antes de decidir si los procesa.
“El domingo tengo que resolver”, señaló Cuello.
Los hermanastros fueron detenidos el jueves pasado. Páez, en la casa de su familia, en Buena Esperanza. Bustos, a noventa kilómetros al oeste de allí, en un campo de Nahuel Mapá, donde trabajaba como ayudante de los obreros que levantaban un alambrado.
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