Chips y tarjetas telefónicas, un cuchillo, la ropa que vestían tres jóvenes y el testimonio de un taxista son las pruebas por las que la Policía los acusa de ser los asaltantes de un quiosco y locutorio de la zona noreste de San Luis.
A uno lo atrapó el dueño del locutorio en la puerta misma del negocio. A los otros dos los detuvo la Policía en una casa cercana, durante un allanamiento realizado a la madrugada, después de rodear y mantener vigilada toda la cuadra.
“Los detenidos son Isaías Miguel Escobar, de 22 años, que fue retenido por el comerciante, Carlos Nicolás García, de 21 años, e Iván Nicolás Guerrero, de 21 años”, informó el jefe de la Comisaría 2ª, comisario Gustavo Ríos.
“Los tres tienen antecedentes por delitos contra la propiedad. Carlos García ya ha estado con prisión preventiva. Y es hermano de Noelia García, una joven a la que hace un mes y medio la mandaron a la cárcel luego de que el personal de la seccional la detuvo por robarle el celular a una mujer en una parada de colectivo, en la avenida Sarmiento, cerca de la comisaría”, agregó.
Armados con un cuchillo
El robo en el locutorio de avenida Centenario y Raúl B. Díaz fue el anoche a las nueve. Tres jóvenes entraron armados con un cuchillo y amenazaron al empleado, Joaquín Villegas, de 20 años, para apoderarse del dinero de la caja, tarjetas y chips de celulares.
Según Ríos, mientras dos terminaban de consumar el robo, uno de los ladrones –sería Escobar– salió. “El dueño del locutorio, Jorge Antonio Sosa Molino, que iba llegando, lo vio en una actitud sospechosa y se le fue encima. Justo en ese momento salían los otros dos”, dijo el comisario.
Mientras le pedía a su hermana, que vive cerca, que llamara a la Policía, el comerciante forcejeó con el sospechoso, que los amenazó con matarlos si lo entregaban a la fuerza de seguridad. Pero no pudo irse. En los bolsillos tenía algunos chips.
A García y Guerrero los detuvieron en una casa de la avenida Sarmiento, allanada a la una de la madrugada. “Fue clave el testimonio de un taxista que los vio correr y entrar en ese domicilio”, a tres cuadras del locutorio, dijo Ríos.
Mientras gestionaban una autorización de la jueza Penal Nº 1, Carina Gregoraschuk, para allanar la casa, la Policía mantuvo un dispositivo cerrojo en toda la manzana, con agentes de la 2ª, el Comando Radioeléctrico y el Grupo Especial de Operaciones Tácticas Urbanas (GEOTU).
“La jueza nos dio la orden para hacer el allanamiento en un día y un horario inhábiles, y eso nos permitió completar las pruebas”, dijo el comisario. En la casa también hallaron chips y tarjetas para telefonía. Y secuestraron un cuchillo “Tramontina” que sería el que usaron como arma para amenazar al empleado.
“La descripción que hizo el taxista de la ropa de los jóvenes que corrían, fue coincidente con la que vio el empleado del locutorio. Y cuando los detuvieron, tenían esa misma vestimenta”, aseguró.


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