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Concilio Vaticano I

Por redacción
| 28 de abril de 2014

En 1870 el Concilio Vaticano I publicó la constitución dogmática “Dei filius”. Ese concilio fue convocado por el papa Pío Nono y fue en “Dei filius” donde designó la infalibilidad del Papa, que fue muy discutida. Pío Nono es el Papa con el papado más largo de la historia, reinó más tiempo que Juan Pablo II, que fue el segundo que estuvo cerca de alcanzar este récord. Él pertenecía al grupo más liberal de los propuestos, pero lo atrapó la contradicción, o la lucha de los italianos, por la búsqueda de la república y el derrocamiento de los llamados estados pontificios. Toda Italia era gobernada por la Iglesia. Se llamaban estados pontificios, dependían del Papa. Hubo una rebelión donde apareció, por ejemplo, Garibaldi, que derrocó los estados pontificios e Italia volvió a ser república. O sea que el papado, el Vaticano, lo que se conoce hoy como la Iglesia Romana, tenía el poder político sobre toda Italia. Esto lo encontró parado ahí a Pío Nono. Entre otras cosas, esto se sustentaba en lo que se llamó la donación de Constantino, que fue un blef, una estafa, que sostenía los estados pontificios. ¿Por qué Italia sería gobernada por el Papa, por la Iglesia? ¿Por qué va a tener un territorio? Había una creación intelectual, con una supuesta donación que había hecho el emperador Constantino a la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Le tocó a este Papa, que era un Papa liberal, que tenía intenciones de que entraran nuevos aires a la Iglesia, esta contradicción. Él radicalizó su posición pro Iglesia y en contra de la rebelión y terminó atrincherado, por así decirlo, en el Vaticano. No quería entregarse ni entregar el Vaticano y se considera un prisionero de Italia dentro del Vaticano. El Papa prisionero, que es Pío Nono, llamó al Concilio Vaticano I que luego lanzó la infalibilidad del Papa. El Papa, aunque no puede sostener la donación de Constantino, sí puede decir que el Papa es infalible para los otros temas que evitaban y tener un arma espiritual, de alguna manera, frente a este avance de lo secular sobre la Iglesia. 
Tiene una historia bastante tremenda Pío IX, por el caso “Mortara”. Este caso es el de un chico judío, de una familia judía muy tradicional, que creo tenían 7 u 8 hijos. Cuando nació el bebé sus padres ya eran grandes y lo crió una nana católica. Al chico le dio fiebre un día y la nana que lo criaba pensó que se moriría, entonces se le ocurrió a ella bautizarlo, sin la autorización de los padres. Pasó el tiempo y ella cuando se confesó dijo que hizo eso, sin permiso de los padres. El sacerdote, muy ligado a Pío Nono, cerca del poder del Vaticano, le comentó el hecho de una mujer que había bautizado a un chico de familia judía, pero que era cristiano, porque fue bautizado bajo los ritos católicos. Con el poder que tenía, el poder secular, Pío Nono ordenó el secuestro del chico, se lo quitó a los  padres y lo llevó para criarlo en el Vaticano. Esto generó el repudio del mundo, es el único caso donde el New York Times y los diarios americanos, dedicaron en un mes veinte editoriales contra Pío IX. Fueron las delegaciones judías a verlo, pero al chico lo criaron, lo hicieron sacerdote y jugaba en los jardines del Vaticano, mirado por Pío Nono. Un caso muy complicado.
Durante su papado, Juan Pablo II quiso beatificar, o llevar a la santidad, a los dos Papas de los  concilios. El Concilio Vaticano I, fue el de la infalibilidad del Papa y del Syllabus, un decreto del Papa haciendo ochenta impugnaciones a la modernidad, que despertó un repudio de toda la intelectualidad y del mundo. La Iglesia impugnaba y consideraba que eran repudiables el modernismo, el liberalismo, el comunismo, el protestantismo, todos los ismos habidos y por haber. Decía que la Iglesia es la única, verdadera, una historia muy cerrada. Durante el papado de Juan Pablo II, él buscó la santidad de Pío Nono y de Juan XXIII, que fue quien convocó al Concilio Vaticano II.
Entre el Concilio Vaticano I de 1870 y el Concilio Vaticano II de 1962 (durante el papado de Juan XXIII), pasaron muchos años y todos esos años la Iglesia vivió encerrada en el Vaticano I, un concilio excesivamente conservador.
Juan Pablo II buscó la santidad de ambos. Cuando falleció Juan Pablo II, Benedicto XVI, unió también la santidad de Juan Pablo II, la de Juan XXIII y la de Pío IX. Los judíos que se acordaban del caso "Mortara", dijeron que eso no debían hacerlo porque era como un alarde con Pío Nono. Ahí entonces sacó esta unificación de la beatificación y el papa Francisco decidió santificar a Juan XXIII y a Juan Pablo II, pero no a Pío Nono.
La Iglesia durante Benedicto XVI dijo que era inoportuno el proceso de beatificación de Pío Nono, entonces está como congelado.
Hay un discurso en el Concilio Vaticano I, 1870, cuando hablan de la infalibilidad del Papa, del cardenal alemán Strossmayer, aunque después fue negado. Ese discurso es muy interesante, no por el cuestionamiento a la infalibilidad del Papa, sino porque hace un relato de la historia de la Iglesia y de los Papados. Es un relato espectacular e inclusive cuestiona si el papado es un mensaje de Jesús o no. Y recuerda la frase: “Sobre esta piedra construiré mi Iglesia”, que es la frase de Jesucristo que genera el papado, al señalar a Pedro, con un juego de palabras, Pedro, Petrus.

 

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