Una planta abandonada y 18 motores de los que no hay rastros

Cuatro caballos pastan en un perímetro de 7.200 metros cuadrados de campo que terminan en una barranca en la fresca mañana de El Trapiche. Allí funcionó durante trece años la primera Planta de Tratamiento y Disposición General de residuos cloacales de esa ciudad, aunque hoy el predio está abandonado. Todavía persisten las excavaciones que alguna vez sirvieron de piletas de oxidación y las cámaras donde se instalaron los 18 motores de los aireadores que todavía no se sabe dónde están, a pesar de que el ex intendente Víctor Hugo Hissa informó que los inventarió y guardó en la Municipalidad en 2008.
Ese predio municipal, ubicado sobre el ángulo suroeste del barrio Los Altos, está alambrado y tiene una vivienda con más de 60 metros cuadrados cubiertos. Alguien la habita porque además, tiene un vehículo utilitario estacionado en la entrada y un moderno cuatriciclo. Nueve jirafas amarillas de alumbrado público, que ahora no tienen cables que le transmitan energía eléctrica, indican que allí hubo actividad durante las 24 horas.
También una línea trifásica transportada desde la ruta y que se engancha a un soporte de torres de hormigón, confirma que allí hubo un transformador. Pero al acercarse a esa instalación se puede descubrir que las malezas ocultan el artefacto eléctrico que pareciera que se cayó por el paso del tiempo o porque alguien, sin experiencia, intentó sacarlo y su impericia lo terminó por derrumbar.
La geografía del lugar está alterada por los 6 soportes redondos de hierro pintados de verde que se utilizaban para sostener los aireadores de las lagunas y por las construcciones donde el líquido se transformaba en agua cruda para riego agropecuario que desagotaba en el arroyo Las Barranquitas.
Ese predio comenzó a funcionar en 1995 en la gestión de Gabriel Juaneda pero al tiempo el barrio Los Altos, que tiene su ingreso sobre la ruta 9 a dos kilómetros antes de la rotonda de ingreso a La Florida y a El Trapiche, comenzó a expandirse. Y cuando fueron a vivir los últimos vecinos en el extremo oeste, colindando con la planta, comenzaron los problemas por el persistente olor nauseabundo y la acción de los sedimentos que se cristalizaban en las paredes de esas casas.
Las siguientes gestiones de los intendentes Ricardo Olivera Aguirre (1999-2003) y José Oscar Pérez (2003-2007) recibieron los insistentes reclamos de esos vecinos que ya padecían la actividad del tratamiento de los residuos cloacales en ese predio. Hasta que asumió Víctor Hugo Hissa y en enero de 2008  tomó la decisión de firmar un convenio con la jefa comunal de La Florida para conectarse a la Planta Nº 13 de esa localidad a condición de que el Municipio de El Trapiche se hiciera cargo del mantenimiento de toda la red.
En ese acuerdo que se firmó hace seis años, también se tuvo en cuenta que al conectar a Río Grande y El Trapiche a la Planta de Tratamiento de La Florida se instalara una llave de paso general para que en caso de colapsar el sistema o sufrir inconvenientes mayores, ambas ciudades pudieran desviar sus efluentes otra vez hacia la antigua planta de Los Altos.
Pero el estado de abandono y destrucción que tiene hoy ese lugar obligan a descartar esa idea que los jefes comunales de aquel tiempo habían pensado como alternativa.