Un día después de que Walter Talquenca declaró ante la jueza de Concarán, Patricia Besso, asistido por un defensor oficial, su esposa contrató a dos abogados. Pero el cambio de representante legal no implica una modificación en la estrategia ni en la versión sobre el hecho: “El dice que tuvo un lapsus mental y no se acuerda nada de nada”, aseguró Eduardo Agundez, quien asistirá, con su hermano Miguel, al policía que entró a los tiros en un boliche de Naschel, mató a dos personas e hirió a otras dieciocho.
Aunque la mujer de Talquenca habla de un incidente en el boliche, él dice que no lo recuerda.
Lo que el acusado le mencionó a su abogado, cuando lo entrevistó por primera vez el martes, en la Penitenciaría provincial, es lo mismo que había dicho el lunes ante la jueza Besso y el fiscal Carlos Leloutre, cuando lo indagaron por los homicidios del comisario Julio Marcelo Barrio y el camionero bonaerense Fernando Brizuela y las lesiones a las otras víctimas.
Más allá de esa afirmación de Talquenca de que no recuerda el crimen, “no hablamos sobre el hecho, sino sobre los plazos que tenemos para pedir pruebas”, dijo el abogado.
Afirmó que le parece esencial la pericia psiquiátrica y psicológica que el defensor oficial de Concarán, José Luis Guiñazú, había pedido para el acusado. “En este caso la ciencia del derecho es insuficiente. Hay que tener el auxilio de la psiquiatría. Para empezar, hay que tener un estudio de la personalidad del imputado, es el ABC de la investigación”, afirmó.
“Hasta anoche no habían comenzado con las sesiones para esos estudios. Estamos buscando un profesional que participe como perito de parte”, señaló ayer.
El defensor oficial Guiñazú, notificado ayer de que ya no debía asistir al acusado porque contrató abogados particulares, le dijo ayer a este medio que ya había pedido otra prueba que considera importante para esclarecer el hecho: la declaración testimonial de Laura Pereyra, la pareja del homicida.
Ella fue la última persona que estuvo con Talquenca antes de que el inspector de 43 años, que presta servicio en el destacamento policial de San José del Morro, decidiera ir hasta su auto a buscar su pistola Bersa Pro 9 milímetros para volver al boliche “Natacha” y disparar contra todo el que se le cruzara.
Laura ha dicho que su esposo se alteró cuando se empujó sin querer en la pista de baile con otro hombre, que le habría dado un botellazo en la cabeza.


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