Las villamercedinas Micaela y Fabiana, testimonios de la vida después de Cromañón

Esta noche se cumplirán 10 años de una de las tragedias más tristes que vivió el país y que le costó la vida a 194 personas, la mayoría jóvenes. En esa fecha fatídica que amargó el brindis de fin de año de toda Argentina hubo dos mujeres villamercedinas: una adolescente, fanática del rock y los recitales, y su madre que decidió acompañarla en una noche que no podrán olvidar por el resto de sus vidas. Qué sienten y qué piensan estas sobrevivientes con la perspectiva de una década y todo lo que pasó, o lo que aún no pasó.
Micaela Britos, tenía 14 años a fines de 2004. En uno de sus viajes a Buenos Aires para visitar a sus abuelos decidió participar del recital de una banda porteña que tenía una gran convocatoria entre los adolescentes “de barrio”. Así fue como decidió ir a ver a “Callejeros” al tristemente célebre boliche “República de Cromañón”. A pesar de su corta edad, Micaela ya tenía experiencia en recitales, pero al no tener con quién ir a ese show su madre, Fabiana Álvarez, decidió acompañarla, por primera vez. 
“Si no fuera por ella (la madre) yo ni sabía donde quedaba la puerta; entré y no le di importancia a esas cosas. Ahora siempre miro dónde están las salidas, no me gustan mucho los tumultos, pero si voy a ver una banda grande no me meto adelante, me quedo a un costado o al final. Igual creo que tiene que ver mucho la edad, es como todo, en esa época era muy chica”, relató Micaela, que hoy tiene 24 años.
“Es como que uno año tras año va tomando más conciencia de lo que pasó, para mí hoy es mucho más terrible ver lo que pasó. Si bien en su momento fue muy angustiante, una situación horrible; y sin embargo, vivimos la peor desgracia con la mejor de las suertes. No perdí amigos, familia ni nada; y sé que si hubiera sido cerca de mi ciudad donde estaban mis amigos hubiera sido mucho peor porque hubieran estado todos ellos y hubiera sido como una lotería”, describió.
Desde hace siete años está radicada en Buenos Aires, a punto de recibirse de odontóloga en la UBA. Sigue siendo muy joven, pero es más madura que aquella noche en plena adolescencia.
Habla en presente, porque ella nunca dejó de ir a recitales. Incluso volvió a ver a "Callejeros" en otras dos oportunidades después de Cromañón: en Córdoba.
Responsabilidades y Chabán
Micaela dice que recuerda patente un hecho que le llamó mucho la atención sobre esa noche en Cromañón: antes de entrar al boliche, en la puerta, la revisaron por completo e incluso se tuvo que sacar y mostrar las zapatillas a los guardias. Eso, dice, no lo había visto nunca en un recital; y no se condice con la cantidad de bengalas que hubo esa noche, fueron muchas más que la que inició el fuego. Diez años después, señala muchas responsabilidades, o mejor dicho, muchos irresponsables.
“Creo que tuvo que ver un montón de gente con lo que pasó: desde el dueño del boliche, el que lo habilitó, el que coimeó, la banda que hizo entrar a toda la gente o el manager, no sé, creo que hubo varios responsables. No sé si culpables, porque muchas veces la Argentina funciona así, fue como una desgracia; y la persona que prendió la bengala, que no fue la única”, recordó.
Esa amplitud de responsables que señala, también incluye a Omar Chabán, aunque cree que fue el único “demonizado” que pagó por todos, al menos hasta ahora.
La villamercedina dice que ya no asiste a los actos oficiales de cada 30 de diciembre, sí acude a otros encuentros más pequeños que suelen hacerse cada fin de año en lo que denominan “El Santuario”, a media cuadra del boliche del horror, donde también tocan bandas.