Agricultura familiar, una estructura clave para la seguridad alimentaria mundial

Las explotaciones familiares son custodios de un 75 por ciento de todos los recursos agrícolas mundiales, por lo que son fundamentales también para mejorar la sostenibilidad medioambiental.

Nueve de cada diez de las 570 millones de explotaciones agrícolas en el mundo están gestionadas por familias, que son estructuras clave que funcionan como agentes para el cambio y decisivas para alcanzar la seguridad alimentaria mundial. Pero estas funciones intrínsecas sólo pueden desarrollarse si las naciones apoyan a estos pequeños eslabones en la innovación. Así lo aseguró un nuevo informe de la FAO, la Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura que depende de las Naciones Unidas.

La agricultura familiar es la generadora de alrededor del 80 por ciento de los alimentos del planeta. Esto significa que "son vitales para la solución del problema del hambre" que aflige a más de 800 millones de personas, según señaló el director general de la institución, José Graziano da Silva, en la introducción del texto titulado “El estado de la agricultura y la alimentación 2014 (SOFA, por sus siglas en inglés)”.

 Las explotaciones familiares son también los custodios de un 75 por ciento de todos los recursos agrícolas mundiales, y son, por tanto, claves para mejorar la sostenibilidad ecológica y de los recursos. También figuran entre las más vulnerables a las consecuencias del agotamiento de los recursos y el cambio climático.

Mientras que la evidencia muestra excelentes rendimientos en las tierras gestionadas por estos pequeños agricultores, muchas granjas no pueden producir lo suficiente para proporcionar medios de vida decentes para sus propietarios. Así, la agricultura familiar tiene tres frentes: "El aumento del rendimiento para satisfacer la necesidad mundial de seguridad alimentaria y una mejor nutrición; la sostenibilidad ambiental para proteger el planeta y garantizar su propia capacidad productiva; y el crecimiento de la productividad y la diversificación de los medios de vida para salir de la pobreza y el hambre", señaló el estudio, que enfatizó que todos estos desafíos sólo serán sorteados si los agricultores innovan en su tarea diaria. 

 El informe hace un llamamiento para que el sector público trabaje con los agricultores, las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado en  mejorar los sistemas tradicionales. "La  innovación agrícola incluye el compromiso de todas las instituciones y a los actores que apoyan a los agricultores en el desarrollo y adopción de mejores formas de trabajo en un mundo cada vez más complejo", detalló.

"La capacidad de innovación debe promoverse en varios niveles, con incentivos para campesinos, investigadores y proveedores de servicios de asesoramiento y cadenas de valor que participan en los procesos para interactuar, crear redes y asociaciones y  compartir información", comentó el SOFA.
"En todos los casos, los agricultores familiares tienen que ser protagonistas de la innovación, ya que sólo así podrán tomar posesión del proceso y asegurarse que las soluciones que se ofrecen responden a sus necesidades", agregó Graziano da Silva, quien hizo hincapié en que estas células de la sociedad en general son fundamentales para "los sistemas alimentarios saludables. Las  necesitamos para llevar una vida más sana", enfatizó.
Los responsables de políticas públicas deben también tener en cuenta el tamaño de cada uno de los proyectos, las tecnologías utilizadas y la integración en los mercados, así como sus entornos ecológicos y socioeconómicos. Esta diversidad implica que los agricultores necesitan distintos sistemas de innovación según su naturaleza. "Aún así, todas las granjas necesitan una mejor gobernabilidad, estabilidad macroeconómica, infraestructura física e institucional del mercado y educación, así como investigación agrícola básica", detalló el texto de más de 160 páginas, que está escrito en inglés.
La inversión pública en investigación  para el sector del campo, así como los servicios de extensión y asesoramiento -que necesitan diseñarse para ser más participativos- deben ser aumentadas  entre otras cosas para cerrar las brechas de rendimiento y productividad de estas pequeñas estructuras.
"Aunque la investigación privada está en aumento, la inversión del sector público es indispensable para garantizar los estudios científicos en áreas de escaso interés para los privados, como la investigación básica, los cultivos huérfanos o las prácticas de producción sostenibles. Todos estos constituyen un bien público con muchos beneficiarios potenciales", señaló el documento.

Explotaciones vitales
El informe de la FAO ofrece una extensa lista de detalles -algunos viejos conocidos y otros nuevos por conocer- sobre las explotaciones familiares.
Uno de los datos más atractivos fue que la mayoría de ellas son pequeñas, ya que un 84 por ciento a nivel mundial se maneja en menos de dos hectáreas. "Sin embargo, su tamaño es muy variable. De hecho, las grandes explotaciones de 50 hectáreas ocupan dos tercios de las tierras agrícolas del mundo", explicó el SOFA.
En muchos países de ingresos altos y de ingresos medios-altos, las grandes explotaciones -responsables de las unidades más importantes de producción- ocupan igualmente la mayor parte de las tierras agrícolas. Pero en la mayoría de los países de ingresos bajos e ingresos medios-bajos, las pequeñas y medianas explotaciones agrícolas ocupan una enorme porción de las tierras agrícolas y producen gran cantidad de alimentos de la torta total.
 Las explotaciones pequeñas generan una enorme proporción de alimentos a nivel mundial en relación al porcentaje de tierras que utilizan, ya que tienden a tener mayores rendimientos que las granjas más grandes,  aún dentro de los mismos países y entornos agroecológicos que fueron materia de estudio.
 "Sin embargo, esta mayor productividad de la tierra en las explotaciones familiares implica menor productividad de la mano de obra, lo que perpetúa la pobreza y obstaculiza el desarrollo. Gran parte de la producción mundial de alimentos implica trabajo no remunerado para los familiares", aseguró con un tono teñido de preocupación el informe.
El análisis puso el acento en que es imprescindible aumentar la producción por trabajador, especialmente en los países de bajos ingresos, con el fin de elevar los ingresos agrícolas y mejorar la situación económica rural en general. "Actualmente, el tamaño de las explotaciones se hace cada vez más y más pequeño en la mayoría de los países en desarrollo, donde muchas familias de pequeños campesinos obtienen la mayor parte de sus ingresos de actividades no agrícolas. Las políticas deberían tratar de aumentar el acceso a insumos como semillas y fertilizantes, así como a los mercados y al crédito", afirmó el SOFA.
El informe de la FAO señala también que las organizaciones de productores eficientes e incluyentes pueden apoyar la innovación y ayudar a sus miembros a acceder a los mercados. "Facilitarles los vínculos con los demás en el sistema de innovación, además de garantizar que las granjas familiares tengan voz en la formulación de políticas".
Para alentar a los agricultores familiares a invertir en prácticas agrícolas sostenibles -que a menudo tienen altos costos iniciales y períodos largos de amortización- las autoridades deberían tratar de crear un entorno propicio para la innovación.
Las políticas destinadas a catalizar la innovación tendrán que ir más allá de la transferencia de tecnología, advierte el SOFA. Deben también ser inclusivas y adaptadas a los contextos locales, de forma que los agricultores sean propietarios de la innovación y también tener en cuenta las cuestiones de género y las relaciones intergeneracionales, involucrando a los jóvenes en el futuro del sector agrícola.