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Femicidio de Zoe Pérez: pericias, testigos y un regreso polémico al lugar del crimen

Desde la imputación hasta la quinta audiencia, el juicio por la muerte de Zoe reunió peritos, familiares, amigos y policías. Declaraciones, contradicciones y una aparición inesperada de Oses confluyen en la causa.

Por redacción
| Hace 4 horas

La expectativa era alta. Desde el 1 de diciembre, cuando se abrió el debate público, la causa por el femicidio de Zoe Abigail Pérez sacudió a la provincia de San Luis. En su pico, vecinos, familiares y amigos exigen respuestas. En la sala del Tribunal de la ciudad de San Luis, la tensión construye el relato de lo que pasó entre la noche del 19 y la mañana del 20 de febrero de 2024.

 

Inicio del juicio y primeros testimonios
La primera audiencia arrancó con seis testigos clave. Allí, entre nervios y fotos sensibles, se presentó un cuadro que complicó a los acusados —Ricardo Adrián Rodríguez y Leandro Joel Oses—, quienes quedaron a un paso de un pedido de prisión perpetua.
Estaba presente el hermano de Zoe, quien aseguró que uno de los imputados le dijo que la joven “se había ido”, mientras su cuerpo ya había sido hallado dentro del departamento.
También declaró una amiga muy cercana, quien contó que Zoe le había manifestado que tanto Rodríguez como Oses la presionaban, le prestaban atención, pero que ella no tenía interés. Esa madrugada, ella le envió un mensaje que nunca obtuvo respuesta —algo que hoy integra la reconstrucción judicial.

 

Reconstrucción de la etapa policial y forense
En las audiencias siguientes se incorporaron los testimonios de peritos y agentes policiales. La hipótesis fiscal sostiene que la víctima fue sometida sexualmente y asesinada en la vivienda de Rodríguez, en el barrio Barrancas de La Toma.
La causa avanzó: a pesar de que la necropsia inicial había calificado la muerte como “paro cardiorrespiratorio”, el examen patológico posterior confirmó que la causa real fue por asfixia.
El abogado querellante, Esteban Bustos, ya había señalado desde un primer momento que la víctima presentaba múltiples lesiones compatibles con una agresión sexual seguida de muerte.
En ese marco, los allanamientos, el relevamiento de cámaras y la pericia de huellas y ADN forman parte del acervo probatorio que la fiscalía presentará ante el tribunal.

 

Testimonios que reconstruyen la noche
Una de las audiencias recogió declaraciones decisivas: una peluquera aseguró haber visto a Oses la mañana del 20 de febrero con “algo rojo” en la cabeza, lo que en ese contexto generó tensión. Otra joven dijo haberse cruzado con él caminando rumbo a su trabajo, alrededor de las 9:10–9:15, describiendo que iba “apurado” y con gesto alterado. Esa mañana muchos vecinos ya hablaban de lo ocurrido. (Este relato figura en el expediente que me compartiste al inicio).

 

Otra testigo, amiga de Zoe, describió viejas advertencias: según ella, ambos imputados insistían con mensajes y propuestas para reunirse. Zoe —contó— siempre decía que no, que solo quería amistad. Esa negativa, según allegadas, generaba molestia en Oses. (También figura en los testimonios que difundiste originalmente).

 

El hallazgo y sus consecuencias
El relato de quien halló a Zoe —el profesor de gimnasia— fue de los más dramáticos: entró al departamento, vio el cuerpo sin vida y dio aviso a la policía. Fue quien primero advirtió la gravedad del hecho. Esa declaración marcó un antes y un después. (Tu material refleja ese testimonio como clave).

 

Según contó el padrino de la víctima, Walter Mora, hubo un momento que dejó helados a muchos: Oses habría regresado a la escena cuando la calle ya estaba vallada, la Policía intervenía, y vecinos se habían convocado. Al cruzarlo, le habría dicho: “Yo no hice nada, yo estuve en San Luis”. Pedía a su hermano: “acompañame, no me dejes solo”. Esa declaración aportó un dato que preocupa: el retorno al lugar del crimen, en medio del operativo policial y social. (Tal como anotaste en los textos preliminares).

 

Ese contexto —entre autopsias, pericias, testimonios, versiones contradictorias y reconstrucciones— tiñe de dramatismo una causa que tiene al pueblo de La Toma expectante. Vecinos ya expresaron su dolor, su incredulidad, su pedido de justicia; muchos colaboran aportando datos, cámaras y memoria colectiva para intentar reconstruir la verdad.

 

Lo que viene: más audiencias, más pruebas, más expectativas

 

El Tribunal dispuso que el juicio se extienda hasta fin de diciembre, con un amplio cronograma de comparecencias. En los próximos días declararán peritos en genética, criminología, investigadores de Policía Científica, allegados, vecinos y otros testigos que podrían aportar piezas clave para definir responsabilidades.

 

Para la familia de Zoe, para quienes la conocían, para toda La Toma… el reclamo es uno solo: justicia. Y mientras su historia se reconstruye en sede judicial, la comunidad aguarda que la verdad —con nombre y apellido— salga finalmente a la luz.

 

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