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La jungla del gato

Un nativo de la selva política que estuvo con sus micrófonos e idearios en momentos claves de la historia gubernamental argentina. Apodado como "gato", pero sin globos amarillos, el periodista analiza la actualidad.

Por Astrid Moreno
| 15 de agosto de 2022

Con voz firme y segura, al igual que como transmite sus noticias, Gustavo Sylvestre contextualiza la política argentina actual, su posición ante el mundo y la proyección a las elecciones de 2023.
Sus primeros trabajos frente al micrófono fueron a los 16 años en su provincia natal, Entre Ríos. Para el tercer año de secundaria, ya trabajaba en una radio local y en el diario de Concepción del Uruguay. "Siempre tuve la vocación muy clara", aseguró a Cooltura el hombre que cumplió 40 años de oficio.

 

Hace unas semanas dio una charla en la ciudad de San Luis, "Periodismo hoy: construcciones, relatos y fuentes", en la que recorrió sus vínculos con referentes políticos, la cobertura de 2001 y su carteo con el papa Francisco. Luego, respondió preguntas del público puntano, que lo llenó de elogios.

 

—Tu charla en San Luis fue sobre fake news…
—Fue invitación de la fundación Luminar, me pareció interesante el tema de la charla que contempla no solo medios de Argentina y la región, sino de varios países del mundo, que es este fenómeno nuevo del poder que ha transformado a los medios de comunicación, no con un objetivo periodístico, como debería ser de búsqueda de la verdad y objetividad, sino que vemos medios de comunicación transformados en actores políticos fuertes que usan todo tipo de recursos, incluidas las mentiras, como arma fundamental para cambiar una situación política determinada en una región. Argentina lo vivió fuertemente en la etapa de 2015 hasta nuestros días, incluso con una apoyatura de lo que yo denomino el poder político, mediático y judicial involucrado en este armado de noticias mentirosas que direccionan a la sociedad con un objetivo político. Esto ocurrió en Brasil con toda la persecución y el entramado de las causas judiciales contra Lula; con Rafael Correa, en Ecuador; con Evo Morales, en Bolivia; y está ocurriendo en España.

 

—¿Las noticias sobre el dólar blue entran en esta categoría?
—El domingo de la renuncia del exministro de economía Martín Guzmán se estableció un dólar que llamaron cripto y ese mismo día dijeron que iba a estar a 300 pesos. Fijaron ese monto. Es una construcción también de sectores del poder real junto a los medios y que busca generar en la sociedad una incertidumbre y una corrida financiera clara con el objetivo de desestabilizar y pegarle a un gobierno.

 

—¿Cómo queda posicionada Argentina ante el mundo luego de cambiar tres ministros de economía en tan poco tiempo?
—Son procesos que el mundo vive y que a cualquier país le puede suceder. Situaciones similares pasaron en Italia. Los argentinos nos tenemos que acostumbrar a veces a este tipo de cambios, sobre todo cuando hay coaliciones gobernando. Se tienen que producir a veces, hasta necesariamente, este tipo de cambios y reacomodamientos internos que le dan otro plafón al Gobierno. Lo que allí importa es que se cumpla con el contrato electoral, que en este caso el Gobierno y el Frente de Todos ofrecieron y por el cual fue votado en 2019, pero que distintos hechos han afectado, la pandemia primero y luego la guerra entre Rusia y Ucrania, que está haciendo estragos en el mundo; no han podido satisfacer demandas que están muy metidas en la sociedad.

 

 

"Para las elecciones 2023 habrá que ver cómo se reconstruye el Gobierno. La oposición tiene sus problemas también. Es un panorama incierto"

 

 

—¿Qué opina del rol de "superministro" de Sergio Massa?
—Los medios y los periodistas somos quienes colocamos títulos que no son, obviamente que va a tener un rol central sobre todo en articular áreas que estaban muy desarticuladas. Esto retoma lo que era el Ministerio de Economía tradicional en Argentina que tenía las áreas de Agricultura y Ganadería y de Producción y después, con el gobierno de Eduardo Duhalde, se fue un poco desmembrando y se crearon los demás ministerios. Ahora se vuelve a un diseño inicial de un Ministerio de Economía fuerte y con una figura política, que no está mal porque esta siempre tiene que estar por sobre la economía y es la que debe direccionarla. Massa es una figura importante y fuerte que es una de las patas de esta coalición gobernante y que necesitaba reencontrarse políticamente para relanzar el Gobierno.

 

—¿Qué mirada tiene del nuevo periodismo militante?
—Eso fue una construcción mediática que en algún momento se intentó hacer sobre determinados colegas, a mí no me gusta hacer periodismo de periodistas, pero siempre hubo, desde la restauración de la democracia en Argentina, momentos en que hay periodistas que han tomado o defienden con más convicciones una idea que tienen de país o un proyecto político y yo, en definitiva, digo que es la sociedad, el público, el que siempre tiene la amplia libertad de elegir.

 

 

 

 

—¿Cómo fue la transición de TN a C5N, dos medios con líneas editoriales muy opuestas?
—Yo tomé una decisión justamente porque ahí hubo un quiebre sobre cómo el periodismo se modificó. Fue en 2008 y 2009 con la famosa Resolución 125. A partir de ahí hubo una decisión política en donde yo trabajaba de tomar una postura diferente a la que veníamos teniendo hasta ese momento. Yo era parte de un esquema y de un programa, que conducían hace 15 años, “A dos voces”, y en el que teníamos absoluta libertad en la elección de los invitados. A partir de ese momento, el grupo en el que yo trabajaba tomó la decisión de estar en contra de ese gobierno, cosa que a mí como periodista no me gustaba, ya que soy partidario de favorecer siempre los debates, y el programa hacía eso justamente. Pero a partir de ese momento no se produjeron más porque nos pedían estar a favor de una postura que alimentaba la mesa de enlace de ese momento. Tomó el grupo Clarín junto a otros una postura a favor de esa mesa y en contra del gobierno de ese momento. No me sentí cómodo en esa posición de escuchar solo una voz y no todas por eso libremente renuncié, después de 23 años de estar en el grupo.

 

—En 2020 Duhalde planteó la idea de que podría llegar a haber un golpe de Estado y usted salió a respaldar esa idea...
—No a respaldar, sino a denunciar. Hay desde 2019 claros intentos de desestabilizar al Gobierno. A los grupos de poder los gobiernos populares no les gustan, aquí hubo persecución. No hay que olvidarse que de 2015 a 2019 se estableció un plan sistemático de espionaje ilegal; hubo una mesa judicial que se está investigando y no hay que olvidarse de que el Macrismo tiene un prófugo que es Fabián "Pepín" Rodríguez Simón, articulador de toda esa mesa judicial, que está prófugo y que no viene a la Argentina a rendir cuentas ante la Justicia. Está todo ese entramado al descubierto. Los jueces que se reunían a escondidas en Olivos con Macri, ese aparato de persecución, como la AFI y los servicios de inteligencia se involucraron, entre otras situaciones, se violaron garantías institucionales y personales. Lo que no pudieron hacer es encarcelar y hacer desaparecer al peronismo o al kirchnerismo, lo siguen buscando. Este Gobierno ya superó cuatro intentos de golpe de mercado muy fuertes. Ahora los poderes reales son los que se rearman con el objetivo de que en 2023 la derecha, con un proceso neoliberal que los beneficie y apropiarse de las rentas extraordinarias que se están dando, vuelva a tenerlos como protagonistas.

 

—¿Cómo ve el camino a las elecciones de 2023?
—Es muy incierto porque el problema de la Argentina de hoy es que hay una dispersión política en todos los espacios, este es un drama que tenemos, al igual que otros países, que es la falta de partidos fuertes. Toda democracia se sostiene en eso. Pero ha sido una desgracia para este país la destrucción de partidos de poder como la UCR o el peronismo como se lo conocía. La verdad es que, como se dice en el campo, puede ser pato o gallareta para 2023. Hoy es incierto lo que puede surgir, habrá que ver cómo se reconstruye el frente de gobierno y la oposición tiene sus problemas también.

 

—¿Qué opina de las escuelas de periodismo?
—Es fundamental la formación, creo que cuando empecé justamente me decían que para qué ir a estudiar si me formaba en el campo, tuve una preparación impresionante con grandes maestros. Pero el periodista, hoy más que nunca, debe estar formado y se necesita y requiere de las escuelas y carreras universitarias. Es indispensable en todas las áreas en un mundo que cada vez avanza más. También hay que leer mucho

 

—¿Qué rol tomó el periodismo en la pandemia?
—El periodismo tiene un rol central de acompañar, comunicar objetivamente y tratar de llevar la verdad. Durante la pandemia fue muy importante informar algo que era novedoso para todos nosotros. Yo hago cuatro horas de radio diarias y mi rol fue acompañar a la gente que estaba adentro, nos cambió la vida a todos y nosotros como comunicadores tuvimos que adaptarnos a acompañar a la sociedad en un momento muy dramático.

 

—¿Cómo tomás los comentarios en redes sociales en donde se lo asocia directamente con el oficialismo?
—Hace 40 años que estoy en el periodismo, tengo una trayectoria y siempre trabajé en medios privados. Antes tenía más participación en las redes, hoy es un territorio que se volvió muy hostil, hay muchas mentiras ahí también. El periodismo tampoco tiene que hacerse mucho eco de las redes, porque hay mucha información falsa, colegas que por basarse en ellas pasaron grandes papelones. Entonces, la verdad es que hay que darle una importancia medida.

 

—¿Los memes son una forma de hacer periodismo?
—Sí, es una forma hasta divertida de la realidad y de mucha creatividad. Creo que hoy es el momento del mundo, porque acá nos estamos olvidando de que hay un mundo producto de la guerra que se está desmoronando. En enero ponían titulares diciendo que iba a faltar el gas y hoy no hay problemas de eso. Esto también hizo que el país tenga conflictos de dólares, porque importa mucha energía, vemos todos los días la desesperación de países como Alemania o Francia frente a un invierno donde no van a tener gases y dicen que los pobladores se estoquean con leña ante la posibilidad de que les falte. Estamos hablando de potencias. No entendemos y no vemos un mundo que cambia diariamente y cómo la guerra impactará.

 

—¿No hay un poco de responsabilidad de los propios medios en eso?
—Ahí jugó un papel occidente, los medios pusieron un malo y un bueno, en las guerras no lo es nadie. Son las guerras un desastre para todos, tanto como para el que invade y el que a veces no quiere llegar a una negociación de paz. Es un mal, una desgracia a nivel mundial. Occidente tomó partido a favor de Ucrania y en contra de Rusia y vendían que por poco en dos días Ucrania iba a vencer a un monstruo. Hoy se ve que no saben Europa y Estados Unidos cómo salir de la guerra que ellos mismos auspiciaron.

 

—¿Cómo se ve a Argentina en el mundo teniendo en cuenta algunos dichos polémicos del Presidente?
—Argentina, hoy, tiene un futuro muy importante. Tenemos todo lo que el mundo necesita, energía y alimentos, por eso muchas veces tenemos que dejar de castigarnos tanto entre nosotros y ver las posibilidades grandes que hay como país. No se construye una sociedad con esta grieta permanente y este todos contra todos. Hoy Argentina necesita construir una nueva mayoría que gobierne, que marque la importancia que tenemos a nivel mundial y nos lo tenemos que creer. Somos de excelencia, tenemos una capacidad a nivel de científicos y tecnología impresionante. Lo que importamos en conocimiento al mundo es impresionante y lo que exportan las pymes de nuestro país también. Argentina posee lo que el mundo va a requerir en los próximos años. Vaca Muerta tiene para los próximos 300 años para dar gas. Ahí es donde tenemos que aunar fuerza y poner la energía y no en esta disputa permanente que no ayuda.

 

—¿Esto es lo que no supo explicar el Presidente cuando dijo que estamos viviendo un crecimiento acelerado de la economía argentina?
—Evidentemente el Gobierno ha tenido problemas de comunicación. El Presidente estuvo en la Cumbre de las Américas con un discurso fuerte a favor de la región, eso tendría que haber sido comunicado de forma más directa por Alberto y que se contemple lo que está ocurriendo a nivel del mundo. Son fallas que tendrán que reverse en esta nueva etapa del Gobierno.

 

—¿Tenés algún recuerdo puntual de tus pasos por la provincia?
—La primera vez que vine a San Luis fue en el 87 a cubrir. Siempre vine a trabajar y fui uno de los primeros que dio a conocer la primicia de que Adolfo Rodríguez Saá había sido elegido presidente. Estaba al aire y él ingresaba a la reunión de la asamblea legislativa en el Senado después de esa reunión de los gobernadores peronistas en San Luis cuando De la Rúa renuncia y él se enteró que era el presidente interino. Ahí se vislumbra su nombre y yo le di el anticipo. También me tocó dar, lamentablemente, un domingo la primicia a las 18 de que había presentado la renuncia en la reunión de Chapadmalal y que no se sabía dónde estaba el avión presidencial. Luego supimos que se dirigía a San Luis.

 

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