Un grupo de mujeres y hombres caracterizados con atuendos coloniales irrumpió en la fría noche inaugural del Hotel La Recova para ponerle un poco de calor al hecho institucional más importante de la semana y así romper lo rígido del protocolo que caracteriza a los actos oficiales.
Los protagonistas del cuadro artístico arribaron desde una localidad cercana a La Punta porque pertenecen a la escuela municipal de Villa de la Quebrada. En medio del baile aparecieron las paisanas que ofrecían sus productos, pero hubo una que llamó la atención. Era la propia intendenta de la capital de la fe, Rosita Calderón, quien integra la academia y no desaprovechó la oportunidad para ofrecer pan y queso a las autoridades, entre ellas al Gobernador y al ministro de Turismo de la Nación.
Y de paso, le adelantó a Matías Lammens que en su tierra están próximos a terminar la obra de remodelación y puesta en valor de la Hostería Provincial gracias al trabajo mancomunado entre Provincia, Nación y Municipio. Una criolla todoterreno.
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