Un año para el olvido

Roberto González Espíndola cierra un 2019 para el olvido. El concejal, que en el 2011 accedió a la banca por el Frente para la Victoria y en el 2015 logró renovarla tras encolumnarse en el Frente Unidad Justicialista, acaba de protagonizar un hecho inédito en las elecciones municipales.

El autor de la ordenanza que le dio legalidad al sistema de votación que, a toda costa, quería imponer el intendente Ponce decidió armar su rancho aparte. Disgustado con la conformación de las listas del PJ y sus aliados para intendente y concejales, pegó el portazo y constituyó su propio frente, el Independiente por San Luis.

El nacimiento del sello generó expectativa, a tal punto que fue el que presentó la mayor cantidad de listas de concejales, cuatro. Pero ni siquiera eso pesó para convencer a los vecinos, porque fue el único candidato a intendente de San Luis que recibió menos votos que su propia lista de concejales. Y por una diferencia abrumadora. Recibió la mitad de sufragios que la nómina encabezada por el docente jubilado Juan Carlos Palma: sacó 1.874 contra 3.714. La performance es mucho peor si se le suma a la lista que llevaba de ediles los votos de las otras tres colectoras, que conformaban el Partido Comunista, el Frente para la Victoria y el Movipro. Entre las tres cosecharon 3.651.

El paupérrimo 1,82 por ciento de los votos lo dejó de cama en los primeros días de semana porque ni se lo vio por el Concejo Deliberante. Su reaparición pública fue recién el jueves cuando participó de la sesión en el club Huracán, que cerró el ciclo anual del “Concejo en los barrios”, una de las iniciativas que consiguió incorporar en el 2018, durante su único año de presidente, un cargo al que accedió gracias al apoyo del PJ y sus aliados. Ahora, en menos de un mes dejará de ser concejal.